Castrar a un gato, o esterilizarlo, significa practicarle una intervención quirúrgica que nos asegurará que no podrá reproducirse a partir de ese momento. La castración o esterilización en el gato macho consiste en eliminar los testículos. A esto se le denomina orquidectomía en medicina veterinaria. Por su parte, la castración o esterilización en la gata hembra supone la extirpación de los ovarios (ovariectomía) o bien de los ovarios y el útero. En este último caso se habla de ovariohisterectomía. La castración influye directamente sobre las denominadas hormonas esteroides gonadales y elimina la principal fuente de testosterona en los gatos machos, y de estrógenos y progesterona en las gatas hembras. De esta manera, el felino pasa a ser incapaz de reproducirse. En este sentido, esterilizar a un gato es el método más eficaz para controlar que no tenga gatitos indeseados. Por tanto, castrar a un gato evita embarazos no deseados, pero también tiene consecuencias sobre el comportamiento del felino porque impide la aparición de conductas desagradables asociadas a la actividad sexual. Además, la castración minimiza el riesgo de padecer determinadas enfermedades.
La castración en el gato macho
Castrar a un gato macho consiste, como hemos explicado, en la eliminación de ambos testículos (orquidectomía). Es una intervención rutinaria, pero necesita anestesia general. El gato que va a ser castrado tiene que mantenerse en ayunas desde la noche anterior a la operación para minimizar el riesgo de complicaciones durante la intervención. Habitualmente, tras castrarlo éste vuelve a casa el mismo día ya que la incisión que practica el veterinario sobre la piel del felino es tan pequeña que ni siquiera es necesario aplicar puntos.
La castración en la gata hembra
Como explican desde el Grupo de Medicina Felina GEMFE, la esterilización consiste en la extirpación quirúrgica de los ovarios y el útero bajo anestesia general. En este caso, la incisión para la cirugía sí requiere puntos y se practica en un flanco o bien en la parte central del abdomen de la gata. Previamente el veterinario habrá rasurado el pelaje de la zona. Como en el caso del gato macho y, en general, de cualquier intervención que requiera anestesia general, la gata que va a ser castrada deberá permanecer en ayunas desde la noche anterior. Si la cirugía transcurre con normalidad, la gata puede volver a casa el mismo día tras la operación. Los puntos se retirarán en un plazo de 8 o 10 días, si necesitan ser retirados. Si la sutura es intradérmica (por debajo de la piel), no requerirán ser quitados sino que resultarán absorbidos por el propio organismo del gato.
Efectos de la castración sobre el comportamiento de los gatos
Esterilizar a un gato repercute sobre aquellos comportamientos relacionados con el patrón reproductivo o con procesos hormonodependientes. Así, la castración en gatos puede ser una posible solución (o método de prevención) ante problemas de comportamiento que pueden ser incómodos para el propietario. Algunos de estos problemas terminan motivando un abandono o incluso el sacrificio del gato. Es decir que castrar a un gato puede servir para:
- Controlar el instinto del gato de escapar de casa y vagabundear en busca de alguna hembra en celo.
- Reducir la agresividad hacia otros gatos machos y evitar peleas.
- Reducir el marcaje con orina que el gato hace de su territorio: el gato puede dejar de orinar dentro de casa.
Además, tal como explican desde el Grupo de Medicina Felina GEMFE, “el comportamiento agresivo de un macho no castrado hace que corra mucho más riesgo de contraer enfermedades infecciosas como la inmunodeficiencia felina (equivalente al SIDA) y la leucemia felina, ya que ambas se transmiten por mordedura de otros gatos”. En cuanto a los efectos de la castración sobre la salud del gato, es cierto que la esterilización puede favorecer que el gato engorde, sin embargo este problema es muy fácil de controlar si se le proporciona al gato el juego y ejercicio necesario y se lo alimenta con un pienso especial para gatos esterilizados.
¿Cuál es la mejor edad para castrar a un gato?
No está del todo claro cuál es la mejor edad para esterilizar a un gato. En realidad, un gato o gata pueden esterilizarse a cualquier edad, pero lo más frecuente es que se haga entre los 4 y los 6 meses de edad, cuando el gato entra en la adolescencia. Algunos veterinarios recomiendan la castración temprana (sobre los 2-3 meses), que no parece tener efectos adversos.
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