Los gatos provocan tanta admiración y curiosidad por sus habilidades y comportamientos instintivos que se han convertido en protagonistas de diversos mitos. Que tienen siete vidas, que siempre caen de pie, que no pueden convivir con perros, que lastiman a mujeres embarazadas. Hay muchas declaraciones falsas sobre nuestros mininos.
Para combatir el daño y promover un mejor conocimiento sobre los felinos y sus verdaderas características, te invitamos a conocer 10 falsos mitos sobre los gatos en los que debes dejar de creer.
10 falsos mitos sobre los gatos que debes dejar de creer
1. Los gatos tienen 7 vidas: MITO
¿Quién no ha oído nunca que los gatos tienen 7 vidas? Sin duda, este es el mito sobre los gatos más extendido en todo el mundo. Quizás la leyenda tenga su origen en la agilidad y habilidad de los felinos para escapar o evitar accidentes y golpes fatales. O tal vez provenga de alguna historia mitológica, ¿quién sabe?
Pero el hecho es que los gatos tienen una sola vida, como nosotros y todos los animales. Además, son animales delicados que necesitan recibir una adecuada medicina preventiva y cuidados específicos con su alimentación e higiene para desarrollarse de forma óptima. Un felino criado en un ambiente negativo puede desarrollar fácilmente los síntomas asociados con el estrés.
2. La leche es un alimento adecuado para gatos: MITO
Aunque la lactosa ha ganado cierta “mala reputación” en los últimos años, la imagen del gato bebiendo la leche en su platillo aún persiste. Debido a esto, muchas personas todavía se preguntan si los gatos beben leche de vaca.
Todos los mamíferos nacen listos para tomar la leche materna, y este es su mejor alimento mientras son bebés. Pero su cuerpo cambia a medida que se desarrollan y adquieren nuevas necesidades nutricionales y, en consecuencia, diferentes hábitos alimentarios. Durante el período de lactancia (cuando son amamantados por la madre), los mamíferos producen una gran cantidad de una enzima llamada lactasa, cuya función es digerir solo la lactosa de la leche materna. Pero cuando llega el período de destete, la producción de esta enzima disminuye progresivamente, preparando el organismo del animal para la transición alimentaria (dejar de consumir leche materna y empezar a alimentarse por sí solo).
Aunque algunos cerdos pueden seguir produciendo una cierta cantidad de la enzima lactasa, la mayoría de los machos adultos son alérgicos a la lactosa. El consumo de leche, para estos animales, puede provocar graves problemas gastrointestinales. Por tanto, es un mito que la leche es el alimento adecuado para nuestros gatos. Podemos optar por piensos comerciales especialmente preparados para cubrir tus necesidades nutricionales, así como incrementar su dieta con recetas caseras para una dieta natural.
3. Los gatos negros traen mala suerte: MITO
Esta falsa afirmación se deriva de los tiempos remotos de la Edad Media, cuando el gato negro se asoció con la práctica de la brujería. Además de ser un detrimento, tiene efectos muy negativos, ya que es una realidad que los gatos negros son menos adoptados debido a estas creencias míticas.
Hay varios argumentos para demostrar que los gatos negros no traen mala suerte. En principio, la suerte no tendría nada que ver con un color o una mascota. Además, el color de un gato está determinado por su herencia genética, que tampoco está relacionada con la buena o la mala suerte. Pero la mejor forma de comprobar la falsedad de este mítico es adoptando un gato negro. Quienes ya tuvieron la oportunidad de convivir con estos gatitos, saben muy bien que su carácter único trae muchas alegrías a nuestro hogar, y ninguna mala suerte.
4. Los gatos siempre caen de pie: MITO
Aunque los gatos pueden caer de pie muchas veces, esto no es una regla. De hecho, los gatos poseen un esqueleto muy flexible, lo que les permite tener una excelente movilidad y soportar algunas caídas. Pero muchas veces, la posición en la que un animal llega al suelo depende de la altura desde la que cae.
Si el gato tiene tiempo de voltear su propio cuerpo antes de golpear el suelo, puede caerse. Sin embargo, cualquier caída puede representar un riesgo para su bienestar, y caer de pie no garantiza que el animal no se lesione.
Además, los gatos solo desarrollan este reflejo instintivo de orientación denominado “enderezamiento” (Giro rápido sobre su propio eje al caer), a partir de su 3ª semana de vida. Por esta razón, las caídas suelen ser especialmente peligrosas para los gatos bebés y deben evitarse durante toda la vida del animal.
5. Las mujeres embarazadas no deben tener gatos: MITO
Este lamentable mito provocó el abandono de muchas gatas, porque su dueña quedó embarazada. El origen de esta afirmación estaría en el supuesto riesgo de transmisión de una patología denominada toxoplasmosis. En términos muy breves, es una enfermedad causada por un parásito (el Toxoplasma gondii), cuya principal forma de contaminación ocurre por el contacto directo con heces de gatos infectados.
Sin embargo, la toxoplasmosis es, de hecho, rara en los felinos domésticos que consumen piensos comerciales y tienen una medicina preventiva adecuada. Entonces, si un gato no es portador del parásito patógeno, no existe riesgo de transmisión para una mujer embarazada. Además, si la mujer ya presenta inmunización relativa al parásito de la toxoplasmosis, no tiene posibilidad de infectarse.
6. Los gatos pueden educarse solos: MITO
Si bien los gatos desarrollan de forma natural muchas habilidades instintivas y comportamientos característicos de su especie, eso no significa que puedan educarse a sí mismos. En realidad, el adiestramiento no solo es posible, sino absolutamente recomendable para nuestros gatos. Una Educación Adecuada ayuda a tu gatito a adaptarse a la vida hogareña, evitar que se escape y desarrollar un comportamiento agresivo.
7. Los gatos son traicioneros y no se preocupan por sus dueños: MITO
La traición no tiene relación con el comportamiento de un gato. Los gatos tienen un carácter independiente y suelen mantener hábitos solitarios. Esto no significa que un gato no se preocupe por su dueño o no sienta afecto; ciertas características son simplemente inherentes a su naturaleza. Sin embargo, la domesticación ha cambiado (y sigue cambiando) muchos aspectos del comportamiento de los gatos, incorporando buenas nociones de cooperación y convivencia.
Tampoco es justo comparar el carácter de un gato con el de un perro; son animales diferentes, con diferentes formas de vida. Los caninos, aprendieron a vivir en manadas para asegurar la supervivencia de su especie. Esto les hace reconocer y respetar el papel de un “alfa”, es decir, un líder. Los gatos, así como sus parientes felinos, ya están preparados para cazar y sobrevivir por sí mismos, y por lo general evitan exponerse a individuos y contextos desconocidos para protegerse.
8. Los perros y los gatos no se llevan bien: MITO
Como dijimos, la vida hogareña y la socialización temprana adecuada pueden moldear ciertos aspectos del comportamiento felino y canino. Si un gato se presenta adecuadamente a un perro durante (preferiblemente cuando aún es un cachorro, antes de sus 8 primeras semanas de vida), este aprenderá a verlo como un ser amigable.
9. Los gatos ven en blanco y negro: MITO
Los ojos humanos tienen 3 tipos de células receptoras de color: células de conos azules, células de conos rojos y células de conos verdes. Esto explica por qué somos capaces de distinguir una gran cantidad de colores y tonos.
Los gatos y los perros no tienen el cono rojo, por lo que se vuelven incapaces de percibir los tonos de rosa y rojo. También tienen dificultad para reconocer la intensidad y la saturación de los colores. Pero es falso que los gatos vean blanco y negro, porque distinguen tonos de azul, verde y amarillo.
10. Los gatos necesitan menos cuidados que los perros: MITO
Esta afirmación es, en realidad, bastante peligrosa. Todavía es común escuchar que los gatos no necesitan una medicación preventiva adecuada, gracias a la resistencia de su cuerpo. Aunque son animales realmente fuertes e independientes, pueden llegar a ser muy delicados.
Como cualquier otra mascota, requieren cuidados con su alimentación, higiene, vacunación, desparasitación, higiene bucal, actividad física, estimulación mental y socialización. Entonces, es un gran mito que los gatos “dan menos trabajo” que los perros: la dedicación está en cada uno de los dueños, y no en el animal.